Originario de Sevilla nacio el 17 de febrero de 1836.su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano
quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco años; comenzó sus primeros
estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego pasar a tomar
la carrera náutica en el colegio de San Telmo.
A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior
colegio para ser acogido por su madrina de bautismo. A la edad de
diecisiete años dejó a su madrina y a la buena posición que ésta
le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a través
del campo de las letras que se le daba con facilidad.
Como es conocido, no era fácil subsistir de la literatura y
paradójicamente, Bécquer que deseaba encontrar fortuna lo que
abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a servir de
escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su
habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero
fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director
haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió
Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de
poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración
de pinturas al fresco.
En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en
Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado
que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o
escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo;
mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y
con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les
permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda
por entusiasmo. En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para
Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía
que se convirtió luego en hepatitis para tornarse en una pericarditis
que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año.
El Miserere
Un hombre encuentra un libro en una abadía. El hombre, al leer el libro, descubre en el borde una pagina una palabra de la que no conocía el significado, así que le pregunto a un anciano el significado de esta. El viejo reconoce la palabra y le cuenta al “investigador” una antigua leyenda.
Ésta decía que tiempo atrás un hombre entró en esa abadía pidiendo cobijo y un trozo de pan. Los que aquel entonces habitaban dicha abadía no tuvieron problema alguno en dárselo, ya que prácticamente ese era su oficio. En la cena, los monjes comenzaron a hacerle preguntas al recién llegado. Éste fue contestando a casi todas las preguntas hasta que llegaron a una de la que no salían: “¿a que se dedica usted?”. El hombre repondría que era músico y que en esos momentos trataba de finalizar el Miserere para que el señor le perdonase todos sus pecados. Al oír esto, uno de los monjes allí reunidos le dijo que su trabajo había terminado pues en ese monasterio que había en las montañas se oía entonar a los monjes muertos todas las noches el Miserere. El músico decidió ascender hasta aquel monasterio y tomar notas para poder finalizar la partitura. Ya se encontraba dentro cuando vio como el monasterio se reconstruía solo y los esqueletos de los monjes trepaban por la ladera de la montaña hasta colocarse en fila india para entonar la canción. El hombre atónito trato de permanecer atento a la respuesta de tantos años de trabajo, pero cuando los monjes iban por el versículo 10, un gran resplandor le dejo congelado y le hizo quedar inconsciente. Cuando despertó al día siguiente, descendió la montaña hasta llegar a la abadía y allí pidió refugio para poder escribir el Miserere. Escribió todo lo que escucho, pero cuando intento escribir el final le resulto imposible. Escribió gran cantidad de borradores pero no lo consiguió, fue tal su frustración que murió enloquecido.